martes, 1 de junio de 2010

HISTORIA DEL ESCRITOR ARAGUEÑO CARLOS RAMON APONTE

El Liceo Carlos R Aponte

bueno el liceo carlos ramon aponte se encuentra el santa cruz de aragua es un liceo que hante era publico ahora es bolivariano pero los alumnos tienes mas posibilidades de silir mas apredido.
Este liceo comenso su historia en el barrio andres eloy blanco y fue cambiado de sitio y ahora se encuentra el la via hacia turagua.este liceo lleva este nombre por un escritos araguaño.
comenso como cualquiel liceo con pocos profesores y pocos alumnos con el pasar de los años a hido cresiendo ya este liceo tienes el doble de profesores y el triple de alumnos este plantes es como la segunda casa de los alumnos y de los profesores porque pasar mas parte de su tiempo en el plantes que en sus casa todos somos como una gras familia porque todos nos llevamos bien y nos queremos. el liceo carlos ramon aponte el lo mejor de santa cruz de aragua

lunes, 31 de mayo de 2010

Homenaje al Dr. José Francisco Torrealba Palabras del Dr. J A Ron Troconis*

Dr. JA Ron Troconis

Miembro Correspondiente Nacional por el Edo. Guárico, Zaraza* (de la Academia Nacional de Medicina)

*Valle de la Pascua, 01-02-2002.

Señor Presidente y demás miembros de la Academia Nacional de Medicina

Estamos reunidos por segunda vez, Uds. los distinguidos visitantes, directiva y miembros de la Academia Nacional de Medicina y nosotros los anfitriones, honrados por el privilegio de tenerlos nuevamente con nosotros: la primera vez en marzo de 1985 en homenaje a la Ciudad Bicentenaria y hoy, homenajeando a nuestro sabio guariqueño Dr. José Francisco Torrealba, en la voz de nuestro maestro cardiólogo Dr. Juan José Puigbó, Vicepresidente de la Academia, quien nos deleitará con el tema "miocardiopatía crónica chagásica". Me corresponde la tarea inmerecida de hablarles un poco del homenajeado, tema muy grato y muchas veces abordado por mí.

El más cálido homenaje que podemos rendir a la memoria de nuestro venerable, querido y sabio maestro Dr. José Francisco Torrealba desde mi devota emoción evocadora es: no declamar ni recitar porque yo no hago nada de eso; si me pusiera a ello lloraría. Solamente leeré para Uds. un fragmento del discurso de orden que me correspondió pronunciar en sesión extraordinaria y también en homenaje de la Academia, antes de la develación de su retrato el 01-08-85. Cito: Torrealba como esposo era un modelo de dedicación a sus deberes hogareños en los escasos reposos que le robaba al trabajo; adoraba y respetaba a su mujer.

Como padre, diligente y delicado con los hijos, sus doce soles, que constituyeron su verdadero sostén espiritual: los guió con una suavidad e inteligencia que todos lo admiraban y lo amaron. El esmero, la dulzura y el cariño con que cuidó a sus hijos eran comparables a la forma y las maneras como a Jesús cuidó el Patriarca San José. Como maestro: yo no recuerdo un maestro más preclaro que Torrealba…

Querido maestro... me oyes?: tú eras el auténtico maestro, el perfecto catedrático. Mi primera lección cuando niño, fue aquella mañana en la Plaza Bolívar de Zaraza, cuando mis ojos inocentes se asombraron al presenciar aquella pública asamblea cultural educativa: en tus manos colgaba un nido de pájaros; mi curiosidad esperaba un raudo vuelo de plumas saliendo del nido: algún pájaro adulto; o la pereza inaugural de algún torpe pichón que se asomara por la boca del nido, contemplando, inocente, la ignorancia del vuelo. Cuál no sería mi sorpresa cuando, a cambio de aquello, que era un sueño bonito, dorado, al contenido sueño de niño que pensaba solamente en pájaros..., un insecto pequeñito, feo, invisible a nuestra distancia, fue presentado en extraño desfile, de alas tiesas y pico rabioso, guardando en su intestino una ponzoña mortal: el Trypanosoma cruzi, productor de Mal de Chagas. Eras el perfecto catedrático..., no necesitabas aulas; tu escuela era la propia calle, el hogar, el ambiente natural.

Qué distitnta tu condición de profesor! Cuando otros insignes maestros, además de sentenciar a muerte al diagnosticar la enfermedad, sabiéndola incurable, le producen la tortura, la invalidez psicológica, enterándolo crudamente de la trágica verdad; tú, en cambio, conocedor del hombre, de su naturaleza sensible, no fuiste nunca el torturador y el verdugo al clavar el punzón en la mente del hombre sino que, más bien, tu prudencia te hacía disimular delante del paciente, consolándolo, en acto de piedad y amor, "haciendo sublime la caridad". Porque qué vamos a ganar agregando al daño físico el trauma psíquico y mental, que es más lacerante e insufrible?

Torrealba aprendió en su vida a decir la verdad y a producir el generoso engaño de la mentira piadosa.

¿Quién que escuchó a Torrealba no se sintió su discípulo?

Así lo admiramos, en la grandeza de su obra y en el ejemplo de su vida.

Mi corona para él tenía una rama de espinas, que la sostenía, simbolizando el tallo, que soporta el embate de las mezquindades humanas y el sufrimiento implícito, en la naturaleza del hombre (espinas), un halo de rosas blancas, figurando la forma de un cerebro, simbolizando la calidad cerebral del hombre y la pureza o blancura de su pensamiento, y un centro de rosas rojas, simbolizando aquel hachazo brutal, atroz, con estallido de sangre y muerte, que destruyó abruptamente todo aquel maravilloso compendio de conocimientos. Aquel todo reducido a nada en un pálpito fatal. Diríase que el trombo de la tragedia y el émbolo y todo aquello, por el rumbo de la sangre, dejó colarse la muerte... que acabó con tanto sueño, y después, la sufusión, el estallido, sangre y muerte... que acabó con tanta gloria.

Después de todo, esto fue piadoso, porque, al suprimirse súbitamente sus facultades intelectuales, se transformó de pronto en un ignorante incluso de su propia muerte.

Sólo nos queda el consuelo de ser sus discípulos y evocar su memoria con reverencia y veneración..., al apóstol Torrealba, al científico Torrealba, al sabio Torrealba. Y si los venezolanos, especialmente guariqueños lo evocamos así, en la plenitud de sus excepcionales cualidades, seremos dignos herederos de su linaje, de su recia estirpe, y podríamos exhibir con orgullo el mérito de ser sus auténticos discípulos, acompañados por él, en el fulgor de su recuerdo y la memoria de su amor. Porque si al hombre científico le agregamos el humanístico, tenemos al hombre sabio. Es decir, frente al hombre frío, calculador, hay que colocar al hombre cálido, emocional, humano, para alcanzar el centro, el equilibrio, que es la sabiduría... Y Torrealba fue todo eso y mucho más. ¡Qué bastísima cultura…, que fino y delicado poeta. Qué encantador!

Orgullo y emoción para mí, cuando recibí el 10-03-98, día del médico, la Orden "Dr. José Francisco Torrealba" (medalla de oro y diploma) en su única clase en el cincuentenario de la fundación de nuestro Colegio de Médicos, del que fuimos fundadores, entre otros colegas, por mi esposa y por mí, donde la emotividad que vivimos me hizo evocar el homenaje que a mi maestro rindieron la Universidad Central de Venezuela, UCAB, ULA, Rómulo Gallegos, UCLA, Simón Rodríguez y UNELLEZ, en la misma ciudad de San Juan de los Morros y en la propia sede del Colegio de Médicos, en el marco o aureola de una magnífica exposición iconográfica del sabio a cargo de sus familiares, que pusieron todo su arte y amor... de ese portentoso llanero de proyección universal, con quien he tenido el honor de compartir la representación de nuestro querido Edo. Guárico en el más alto nivel científico, humanístico y académico, al designársenos con la honrosísima distinción, en tiempos lógicamente diferentes, como miembros correspondientes nacionales de la muy honorable Academia Nacional de Medicina. Homenaje aniversario que fue realizado en la ocasión de presentarse la edición especial en dos tomos del archivo histórico de las publicaciones de la Secretaria de la UCV, en cuya edición y homenaje agradecí los párrafos que tomaron de mi discurso de orden en la develación de su retrato la tarde del 01-08-85, que reprodujeron en el tomo I, 3 páginas, desde la 94 a la 96 inclusives. Esa misma noche leí los 3 poemas que compuse.

No es posible olvidar cuando se develó su retrato en la Academia que me sentí muy embargado al descender de la tribuna de orador al ser íntimamente felicitado por muchos colegas que se arrimaban a abrazarme porque intencionalmente o no, ese discurso fue un auténtico diálogo entre maestro y discípulo, con un sabor amargo en mi garganta empujando una tímida e indecisa lágrima aunque ya había declarado que Torrealba no era para llorarlo sino para admirarlo en su exacta dimensión, su gran sabiduría, su intenso amor por nuestro país y por sus agentes, así como en la infinitud de su vastísima cultura. Pero en tal momento toda promesa claudicaba y me sentía asombrado. Es imposible olvidar cuando el Dr. Francisco Pimentel, hombre tan sobrio, expresidente de la Academia, abriéndome un hueco entre el pecho y sus brazos donde me refugié... al momento que me balbuceaba en el oído con inocultable sentimiento: "Dr., yo viví toda su emoción". Para mí todo esto fue más hermoso que las palabras que pude pronunciar. Me sentía abrumado pero con una extraña mezcla de tristeza y alegría; y pienso que esa fue mi intención. Y por añadidura, los hijos de Torrealba todos doctorados y con sus cónyuges se empeñaron en acompañarme desde la Academia hasta el estacionamiento Río Tuy donde tenía estacionado mi automóvil. Sí resultó verdad "tanta belleza"…, y no como aquel "cielo tan azul que todos vemos".

Por ello deseo terminar mi intervención leyéndoles aquellos 3 poemas que compuse para él, pero no sin antes reproducir otro párrafo largo del último discurso de orden leído en la Academia en el centenario de su nacimiento, por constituir mi parábola sentimental con Torrealba y por ser el origen y la consecuencia de tales disertaciones poéticas.

Decía: en homenaje que se le rindió en la Asamblea el 30-01-97: merecido homenaje..., y todos los acádemicos, con especial devoción, recogimiento y veneración, escucharon mi emocionada oración. A 100 años de tu nacimiento, maestro, y 23 de tu muerte, llora la tierra todavía, gritan las piedras de tu largo camino, de guijarros y flores, por donde cruzó la esperanza... y suspira al aire con sus olores sabaneros (mastranto, borrajón o rabo de alacrán, la guayabita, el jobo, la albahaca y los mereyes) que se hunden en las fragancias del mangal y las ciruelas hasta donde la sombra habita..., y hasta que surjan, danzando, los cocuyos, ya en la noche, zurciendo la oscuridad con sus dorados hilos o puntadas en zigzag. Me imagino lo que pasó el día de tu nacimiento en el Hato de San Roque a 25 Km. S.E. de Santa María de Ipire, con el siguiente maravilloso entorno: el sol en el ocaso apagando sus fulgores cuando su disco rojo, encendido, se esconde detrás del frío horizonte. El canto tristón, lejano, de tu ave amada, la guacaba, a la que cantaste, comienza a desgranarse como una letanía que atornilla soledades. El viento desbocado retoza en el palmar, zumba y arrulla al alejarse, a los gemidos del ánima sola o en pena. El canto del carrao parte en dos la noche, cuando baja en la neblina el rocío, que viene a arrodillarse en el alba, recostada sobre el césped y la arena. Sale nuevamente el sol y comienza a calentar la vida, quemando al rocío... Nace José Francisco como un lirio en estero, custodiado por la garza y el venado.

Hay luz dentro del rancho por el niño y luz afuera por el sol. Sol adentro y afuera... Sol: un par de soles para la oscura historia del país... que comienza a iluminarse con el niño.

Maestro, tu cabeza se llenó de sueños..., dormiste..., despertaste: pensaste y realizaste tu vida limpia y tu obra sabia. Levantaste el telón para decir la verdad y nos mostraste el drama de nuestra América Tropical... Y, después, cayó de nuevo el telón, cuando sufrimos el horror de tu llorada muerte... y quedamos desolados de tu ciencia, virtud y sabiduría en todas las artes y ciencias del sentimiento y conocimiento humanos.

Del rancho saliste y tus primeros pasos chapotearon los esteros; montaste después sobre brioso corcel, nuevo Pegaso que aplastó constelaciones cortando lunas, adosando noches en los tiempos ocuros de la vida, largo viaje que te llevó muy lejos a compartir tu gloria con maestros egregios de la patología mundial tropical y parasitología, de piel muy blanca y rosada esos sabios, con cabellos rubios frente a tu piel cobriza con cabeza de indio americano; entre los que descollaron el profesor Emile Brumpt, de la Sorbona, creador del método xenodiagnóstico, quien hizo 3 viajes para conocerte porque tú comprobaste y divulgaste para el mundo, su método, obteniendo más o menos 45 % de diagnósticos, clínica y epidemiológicamente positivos; cuando con gota gruesa al Giemsa y solamente en casos agudos habías obtenido un miserable 2 %, y que después vendría el 100 % con el diagnóstico serológico, de desviación del complemento de Machado Guerreiro, así como por hemoaglutinación indirecta, que informaban solamente haber sido infestado el paciente picado por el reduvídeo infestado (chupón: Rhodnius prolixus, doméstico por excelencia pero también vino del monte o selva como otras especies del género Triatoma, el T. maculata y el T. nigro-maculata, que han venido del monte atraídos por la luz de los ranchos (fototropismo o fotofilia) y el Panstrongylus geniculatus, que vive en la cueva de los armadillos o cachicamos (Dasypus novem-cinctus), portador de una cepa de tripanosoma muy virulenta; sin olvidar los del género Eratyrus: E. mucronatus y E. cuspidatus...; pero, originariamente, la Tripanosomiasis Americana vino de la selva donde infestaba a los reservorios mamíferos de distintos géneros y especies y esos reduvídeos secundariamente se fueron viniendo infestados a los ranchos, siendo por tanto una zoonosis que pasó, lógicamente, del animal al hombre.

Ahora, ese 100 % de diagnóstico serológico informa solamente haber sido infestado por picadura y deyección del reduvideo infestado, pero no de padecer la enfermedad de Chagas; porque Krause con su ecuación había postulado para las 2 tripanosomiasis humanas, esto:

1. La T. Africana o Enfermedad del Sueño (encefalitis), que también es producida por cepa neurotropa de T.cruzi: recordar caso de la familia Bravo descrita por Torrealba, donde hasta un perro sufrió encefalitis, cepa que también ataca al sistema neurovegetativo, produciendo megacolon, megaesófago y megauréter; decía Krause: T. gambiense y rhodesiense (más grave éste) + mosca Tsetse= Glossina palpalis: esta mosca vulnerable infestada, produce la enfermedad en el 100 % de las personas picadas, mientras que:

2.Para la Tripanosomiasis Americana, el reduvídeo infestado que pique al hombre, produce en el 100 % Tripanosomiasis Americana y eventualmente enfermedad de Chagas (multifactorial) y de estos, según datos suministrados a través de la Lic. María Cobo por la Dra. Ososs, Directora del Centro de Investigaciones "Dr. José Francisco Torrealba" del Edo. Guárico: "de los pacientes positivos para Chagas, 5 % a 10 % hacen insuficiencia cardíaca; 20 % arritmias, y un 70 %, asintomáticos, que mueren de viejos".

También compartió nuestro sabio, por correspondencia o trato directo, con Phillipe Manson Barr, Instituto de Patología Tropical de Londres, Magarino Torres de Brasil, de donde fueron también los grandes profesores Emmanuel Díaz y Fritz Koeberle; el profesor Miyara, de Mendoza (Argentina) y del mismo país Mazza y Romaña; de Santiago de Chile, el Profesor A. Negme; de Cuba, el profesor José G Basnuevo, y el gran maestro español Dr. Don Gregorio Marañón, por citar algunos de los más preclaros.

Y después de ese galáctico viaje en tu Pegaso, maestro, te perdiste tras la sombra del lucero vespertino y mañanero que son el mismo planeta Venus, que nunca se ve culminar en el meridiano del lugar..., dejándonos tu misma huella helada y luminosa: Aldebarán te dio su corazón de fuego; Antares, su rojo palpitar; Orión, sus tachones cincelados con su cinturón y tahalí; la clara luz de Venus; el fino afán y menudo punzar de Las Cabrillas; la Poltrona de Casiopea; el guiño brujular, orientador de la Polar: Osa Mayor. Aries, con sus sólidos afectos; con su fuerza, temple y voluntad, El Toro; Géminis con su gran suerte y bigémina unidad; Cáncer, con su clave: orientación, y sus tenazas poderosas; Leo, con su melena y lealtad: su clarificación, diafanidad; la organización, de Virgo; la balanza, de Libra, con su tiempo, su peso y su medida y con su proverbial romanticismo; los retos de escorpión, con aguijón y sin veneno; la energía de Sagitario y la revolución... de Capricornio; las querencias de Acuario y la perenne ayuda de Piscis; que te abrumó con su infinitud espiritual.

Es lastimoso, después de ese viaje cósmico que fue tu vida, tuviste que amarizar en tu Pegaso cuando llegó tu muerte y se cayó el telón.

Este párrafo largo, me pareció fundamental, porque en el primer poema que compuse para Torrealba, para ser consecuente, en un estilo íntimamente surrealistra porque la metáfora lo imagina en el mar cuando zozobra (poema Nº 1) al momento de morir: que en el homenaje de las Univesidades leí con el nombre: El dolor de entonces; y el relato de su nacimiento y ascenso astral, motivan las coloquiales metáforas del tercer Poema: El amor de siempre..., Las huellas que pude recoger. Y como puente, frágil, casi roto pero nunca destruido, el poema Nº 2 que compuse para las universidades en la noche de San Juan, con el nombre: El dolor de ahora.

Nº 1: El dolor de entonces: cuando murió.

Torrealba, Maestro, caballero del aire, luna y el mar...,

se me quiebra la voz buscando la luz que ilumina tu nombre,

el reflejo de tus aguas profundas donde es fresco el recuerdo de peces llorando,

y blando el piso de algas donde la muerte acostada se arropó con la arena y la sal.

Sé que, como Cristo, sientes sed, aun bajo del agua...

Un frío viento entró, atrapando corales y pulpos encendidos en el fondo del mar,

medusas hirvientes, hipocampos tranquilos...:

todos llevando mensajes porque tú yaces allí;

pero tu espíritu se ha ido...,

subió por una escalera de olas y espuma y se perdió en aire;

se escapó con el aroma y la miel que llevaban las abejas hacia el colmenar.

Tu cuerpo cansado pidiendio reposo.

En ese tu tierno regazo, el vaivén de las olas te mece y columpia;

el viento y el agua te acunan y tejen el sueño...

que salió del gris que ameneció en tus ojos

de mirar con tristeza un mundo siempre turbio y mezquino.

Recorren descalzos tus pies los fondos marinos

poblados de peces que salen a tu encuentro!

Me duele tu huella aplastando las algas;

me duelen las algas rodeando tu cuerpo;

me duele tu cuerpo que se ha quedado solo:

¡ah!... pero me alegra tu espíritu que se ha liberado y se encontró con Dios!,

con su poder y su misericordia,

y tú con tu alma gigante... ¡Qué maravilloso final!

Y nosotros aquí, juntos y solos... sin ti:

¡Qué punzante dolor..., sangrando de amor por tu paz!...:

¡Nooo!... ¡Noo!...¡No!:

malditos gusanos terrestres violarán tus carnes,

romperán el hermoso sueño marino... y bajo la tierra estarás!

¡Maestro amigo..., adiós!

Nº 2: El dolor de ahora, recordando su muerte; noche de las Universidades:

Estoy recordando...

que he sentido, todavía caliente.

el aire que rodea tu boca...

que ya no exhalas.

Tu piel suave, de indio, bronceado, aún tibia.

Tu venerable barba de Cristo, rígida, mustia.

Tus ojos cerrados, guardando la luz apagada.

Tus pensamientos ya idos de aquel manantial de verdades.

Tu vida...: un sonámbulo sueño marchito.

Tu obra...: acabada y eterna.

Maestro, todavía estoy contigo...,

he regresado de la soledad,

del tiempo perdido.

Me siento en tu compañía;

imposible arrancarme de ti...;

me adherí libremente en la piel y en la carne

por afinidad y amalgama.

Respiro tu aire guardado.

Libero mi cuerpo...,

vuelo de noche sobre las constelaciones.

Duermo para traerte ninfas y estrellas...

y siento que amanece la vida de nuevo...,

y me despierto agotado

de no poder hablar como antes

cuando te veía venir por riberas

a contarme aventuras, enigmas y sueños.

He vuelto a pensar en la invalidez de mis deseos.

No puedo ordenarlos;

se me escapan como metas imposibles,

lejanas..., con toda la distancia del olvido.

Cuando muera voy a poner una trampa

para atraparlos todos de una sola vez...;

para llevártelos allá a arriba

donde descansas en paz.

Para que veas que hasta allá voy a buscarte

siguiendo tus pasos de sombra

que cae con el sol que tú te llevaste

con la noche eterna que no amanece más.

Y siento ahora que nos hemos quedado

en un espacio vacío donde el tiempo se ha ido

y, ausente el sonido, lo llenó de silencios.

Siento tus pasos en mi corazón

que inaugura un repique

en la hora del Réquiem...;

Mis pasos se hunden

con todo mi cuerpo

surgiendo del suelo mi sombra.

Estoy contigo de nuevo

en una sola sombra…

¡Maestro!:

sigamos el rumbo de Dios

quien nos ama y espera...,

lleguemos muy puros a Él

para que nos bendiga... otra vez!

Y por último...: El amor de siempre: Las huellas que pude recoger:

Maestro: suelo recorrer con nostálgica fruición los parajes de San Roque,

donde naciste y trascurrieron los primeros años de tu vida.

¡Cómo recoger tus pasos infantiles

que se perdían todas las mañanas y las tardes detrás de los becerros!,

y seguramente se apartaban traviesos, de los caminos.

buscando matageyes, colmenares, maniritos, los carutos, manirotes, pitahayas, guayabitas sabaneras, jobos, merecures...

Te perdías en aquellos mundos fantasmales llenos de secretos,

donde los silencios te llenaban las voces:

colmenas de tu pensamiento, más sabrosas

que las dulces frutas que comías

en aquel paradisiaco y embrujado entorno.

Tu canto lejano de insigne becerrero cruzaba

los rumbos más insólitos y arreaba desde lejos

la plácida manada adormecida por aquel mágico canto

que la brisa fresca le traía desde apartados lugares

que atravesabas como un duendecillo saltarín...

Esas huellas están allí, nítidas, en la memoria del santísimo lugar.

Yo, con tu permiso, me las he traído en el pensamiento y en el corazón:

pero el hueco callado donde estaban quedó allá...

para que todos los que pasen..., que te conozcan y sepan de ti,

se regocijen evocando tus primeras huellas donde comenzó el camino

que alcanzó la más alta meta que llanero alguno haya logrado,

rebasando las fronteras de la patria hasta más allá de los océanos.

¡Que Dios bendiga la memoria de tus pasos

y todo ese luminoso camino de tu vida limpia y santa!.

Perdónenme la longitud, muchísimo más corta que la dimensión del hombre.

Y, ahora, después de tanto dolor, visitamos la mesa con flores para que

no se ponga triste el vino. Y sí... alegre la tristeza!

Mil gracias a todos y de manera especial a los organizadores y colaboradores en la realización de este magnífico evento, al que pusieron todo su estusiasmo y corazón!

¡Buenas noches!

Comparación de dos estrategias de capacitación para la atención esencial a recién nacidos en el Brasil

Objetivo: Comparar la eficacia de dos estrategias de capacitación destinadas a la atención esencial a recién nacidos en el Estado de Pernambuco (Brasil).

Métodos: Se seleccionaron ocho hospitales, que se repartieron en dos grupos de cuatro, emparejándolos de acuerdo con criterios geográficos, estructurales y funcionales. A los médicos y enfermeras que trabajaban en los hospitales del grupo 1 se les impartió un cursillo convencional de 5 días. Los del grupo 2 recibieron el mismo manual empleado por el grupo 1, pero el cursillo de formación se organizó como un proceso de aprendizaje autodirigido, en el que los participantes disponían de 5 semanas para terminar el cursillo. Se determinaron los conocimientos de los participantes en condiciones basales, inmediatamente después del cursillo, y al cabo de 3-6 meses. Además se evaluó el desempeño práctico de los participantes antes de la capacitación y a los 3-6 meses de la misma, observando como se desenvolvían en 20 partos y entrevistando a 20 madres antes del alta en cada hospital.

Resultados: Algunos participantes no hicieron todas las pruebas. La mejora de la puntuación obtenida en las pruebas teóricas fue mayor en el grupo 2 que en el grupo 1 cuando se procedió a clasificar las respuestas como correctas o erróneas, pero no se observó ninguna diferencia entre los grupos cuando se utilizó otro método de puntuación consistente en clasificar las respuestas como correctas, parcialmente corretas, incorrectas o inexistentes. La práctica de control de la temperatura tras el nacimiento mejoró en el grupo 2 después de la capacitación, pero el control de esa variable en la sala empeoró. En los dos grupos se observó una mejora de la promoción de la lactancia materna.

Conclusión: No se observó diferencia alguna entre las dos estrategias de capacitación, pero el aprendizaje autodirigido es más barato que la capacitación convencional. Ninguna de las estrategias propició las mejoras esperadas en la calidad de la atención.

Posiblemente se necesiten otras intervenciones además de la capacitación para mejorar la asistencia.